viernes, 2 de septiembre de 2011

Noche Bogotana

Por: Andrea Rentería


No ha dejado de hacer frío en esta ciudad, el viernes no iba a ser la excepción. Ya en mi casa sentía que esta noche iba a requerir un par de 'guaros' para calentarla, afortunadamente yo no era el 'conductor elegido'. Porque de camino a mi casa hay Una lomita bastante larga, fría y solitaria recibe a todo rumbero de viernes, desde la cual se obtiene una vista bastante curiosa de Bogotá -lo siento, me gusta más la de las Torres del Parque-, y luego, otra loma para llegar a cada sitio.

Por el camino uno se encuentra con ciertos especímenes que paso a describir. En primer lugar, la típica parejita encerrado en carro de vidrios empañados y rostros sonrojados, mientras volteas tu cabeza y vez 
El último de los especímenes, bastante común por estos lados, es la tan famosa 'golfa', o "taxi de pueblo", porque todo el mundo se ha montado en ella. Su nombre científico es la  eterna pierna-abierta, y se distingue por los siguientes rasgos:




a) En su rostro pulula el maquillaje en todas sus formas, bases, pestañinas y todos esos menjurjes que mi condición básica femenina impida que no sepa sus nombres que abundan en el rostro de la ejemplar.

b) Se reconocen por su olor penetrante, dulzón y en primer momento agradable, pero que después de diez segundos tiende a ser embriagante y altamente venenoso.

c) Sus atuendos característicos incluyen: pulseras en los tobillos, joyas de todo tipo, material y precio, escotes muy (muy) profundos, descaderados cuya parte superior no alcanza la parte baja del pubis, e ropa interior brillante (por su casi-ausencia) y sobresaliente.



d) Tienen una vista -y al parecer un olfato- muy rápidos y agudos. Al ver un espécimen de macho con una billetera lo suficientemente amplia lo cazan, lo seducen, lo embriagan y no lo sueltan hasta que realizan la cópula, o en su defecto, un intercambio de fluidos por una o varias partes del cuerpo, con la respectiva contra prestación etílica -y/o en algunos casos marihuánica, pépica o cocaínica- para ella, las amigas, las conocidas, las primas, la novia -así como lo oyen-, y todo aquel que esta "dama" tenga la dicha de conocer.


Por mi parte, yo disfrutando de toda esta ironía posmoderna, de toda esta tragedia bogotana al mejor estilo, algo menos sobrio de lo normal -porque el trago es MUY barato-, aguantando frío y con ganas de una picada como las que venden mi vecina. Volvemos a ver a las parejitas, nos comemos la picada, y entró a mi casa mientras cada una de las especies sigue actuando conforme a su naturaleza, mientras Bogotá sigue siendo el lugar donde los niños 'play' aprenden a rumbear, a tomar y a pelear.


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